Un Abrazo Solidario

Desciende en la obscuridad, en el plano del desespero, en la tristeza y desorientación.  Abarca, abraza, sostiene. Es incondicional, es libre, espontáneo, es verdadero.  El abrazo solidario es cálido y amigo. Es amplio, es diverso y es repentino. 

Es absorbente, es disolvente, es despistado, franco y también está asustado. Es consuelo, sustento y el mas bonito de los recuerdos. Un abrazo solidario surgió en la oclusión y desasosiego, en la asfixia, en la desorientación ínfima, en la pausa eterna, en el más prolongado de los suspiros, en el insomnio frío y el abrupto pulsar de la espera y la posibilidad.

Un abrazo solidario se manifiesta cíclico, se reinventa, se postra lustre, es auténtico y es honesto. Es un desprendimiento, un músculo de la humildad, es reflejo del cariño, es un bálsamo de amor. 

Un abrazo solidario llegó oportuno a levantar, a sostener y acompañar. Llegó, con su elegante solidaridad, en una infinita variedad de sabores; en manifiestos enormes de generosidad, en cariño, en ese calor de la cercanía. Llegó en palabras de aliento, en textos, en abrazos, en disposición, en intención, en acción, en un sin numero de manifestaciones que han dado un sentido de gozo a la batalla y al susto. Son dichas manifestaciones que reafirman el sentido mismo de nuestros pasos por aquí, que subrayan el texto de lo valioso y que se quiere recordar. Son manifestaciones que se conjugan en un abrazo solidario y es éste, tan cálido y sólido que hoy nos tiene de pie y más de un millón de veces agradecidos. 

A esta expresión, a este abrazo. Correspondemos con nuestro más sincero abrazo de agradecimiento, nuestro cariño y este homenaje a la vida; que siempre en el dolor y la angustia, se descubre que es muy bonito renacer. Y ya muy vivos decir: ¡Gracias!

Andrés Mesa Z. Ene 2020

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