El Tiempo que nos pasa

Prolongamos las esperas en espasmos del ahora.

Fugamos la mente en sueños furtivos mientras trasladamos nuestros cuerpos.

Prolongamos la visión, más allá del horizonte, en ondas imaginativas

  en distancias más bien románticas.

El tiempo que nos pasa, nos aplana, nos plancha frente al sol

nutre los folículos, las células y colorea nuestra aura con el calor de la aurora

descansa, contempla y enternece nuestros párpados, cerrando los ojos

                  viéndonos hacia adentro,

viéndonos a nosotros.

El tiempo que nos pasa, también nos arroja a la pantalla, nos caza, nos controla.

Pareciera que el estado de estar, nos descontrola 

nos intimida, nos provoca, nos intuye 

        y eso nos agobia.

El tiempo que nos pasa, busca refrescar la boca

hacer la pesca, pinchar el pez, fluir cuál agua entre las rocas 

brillar, reflejar, la tarde contemplar y al ciudadano saludar:

“bona tarda amic” 

El tiempo que nos pasa, es un momento de respiro,

un suspirar de disfrutar.

Texto inspirado en la serie de fotografías de Roque Falabella

Andrés Mesa Zozaya

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