Abrazar la esperanza

I.

A la señal, a la luz, a la chispa de la ilusión.

Al primer esbozo, al guiño, apertura de la premura.

Al misterioso ser, al ejercicio conciso de pulcritud.

Al saludo, al descuido, al olvido, al misterio de distraerse.


Esperanzados en el reencuentro, sometidos al comprendimiento;

que la esperanza no es obvia, ni clara.

Entendemos que la esperanza, no es noble, ni ilustre

Sabemos que la esperanza, 

también es un arma que desesperanza.


Pero al doble filo y la luz, se le abraza.

Se le abraza al escenario nublado que guiña hacia la salida.

A la esperanza, se le abraza. Se le abalanza.

Se le cuelga, se le enreda, se le persigue y se le sigue.


II.

Abrazar la esperanza en la búsqueda simbiótica de nuestros sueños conceder.

Abrazar la esperanza en la mística, en el abandono, en la confianza.

Abrazar la esperanza en la resonancia, en los canales síncronos, en la abundancia.


Abrazar la esperanza en el sosiego y propulsar nuestro motor interno.

Abrazar la esperanza en señales de reconocernos, de autovalidarnos y de levantarnos.

Abrazar la esperanza en reconocer nuestro núcleo, sabernos queridos, fortalecidos y enorgullecidos de nosotros mismos.


III.

Abrazamos la esperanza de esperanzarnos

pasar de la dicha de estar, 

a estar en dicha.





Andrés Mesa Z.

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