FLOTAMOS:
Flotamos. Como en un sueño caricaturezco, como rasgando las nubes y perdiendo la visibilidad, como recuperándola para descubrir un nuevo horizonte, como turbina en turbulencia, como salto de altura, como riesgo, frecuencia elevada, como aventura.
Flotamos entonces, discordantes y desobedientes, magnánimos y disidentes. Flotamos en notas, ritmos y sabores; despegamos los pies del suelo sintiendo de pronto la ausencia de firmeza en las plantas, dejando atrás el frío de la cerámica o el calor del pavimento, extrañando también la frescura del pasto ¿o es? tal vez, ¿el olor de éste?
Flotamos suspendidos en el tiempo, intactos, disueltos e imperfectos. Flotamos en pensamiento, en ausencia de palabras, en arrepentimiento y también en los sueños.
Flotamos en veces de nostalgia, en brotes de abundancia y en la mera cotidianidad, escapando, haciendo firme lo intangible y materializando la atmósfera imaginativa.
Flotamos por las personas que queremos, el amor nos eleva en armonía y nos suspende firmemente. Flotamos por qué coordinamos energía, por qué respiramos sincronía y por qué entendemos que sus fortalezas soportan nuestras debilidades y sus debilidades elevan nuestras fortalezas.
Flotamos en comunión y es esa común unión las que nos brinda impulso para andar y hacer de este flotar un vuelo digno de filmar.
Flotamos pues, sosteniendo nuestra armonía en un tono de ilusión, de entendimiento y de acompañamiento y es en este tenor de suspensión, donde la armonía es tal, que la firmeza del suelo nos empieza a extrañar.
Andrés Mesa Z. mar 16