SOMOS FRÁGILES
Somos frágiles como momentáneos.
Somos frágiles como desconsiderados.
Somos frágiles, a veces fugaces, somos frágiles e irreconocibles, somos como un viento inadvertido o un breve sonido de algún verano.
Somos frágiles como grandiosos.
Somos frágiles como también llegamos a ser odiosos.
Nuestra fragilidad es tan cierta como el amor dado sin pensar, simplemente es otra verdad; es abierta, es directa y suele no avisar.
Somos frágiles como hermanos.
Somos frágiles como desconciertos.
Somos frágiles y de corazón abierto.
Somos los ecos sobresalientes del cariño, del amor de los valientes; ese, el sincero, el directo y sin rodeos. El que empuña compañía y aun en la lejanía, calienta, orienta y anima al alma en agonía.
Somos frágiles como trascendentes.
Somos frágiles como diferentes.
Somos apapachos de despedida, la palmada en la rodilla. Somos la sonrisa sin sonido y los ojos de brillo que producen el mejor alivio.
Somos frágiles como familiares.
Somos frágiles como calor en los hogares.
Somos frágiles como momentos.
Somos frágiles como también creadores de cuentos.
Somos frágiles como tercos. Somos frágiles como millones de sueños. Somos sueños de fragilidad y voces roncas del futuro conquistar.
Somos frágiles como eternos y es esta nuestra fragilidad la que nos vuelve tan vulnerables y necesitados de amar.
Somos frágiles como dichosos.
Somos frágiles como coincidentes. Somos entonces, hermanos por los tiempos, somos la fragilidad que nos deja los ojos abiertos, nos descubre y nos permite entregarnos, ya despiertos, a querernos y entonces así...
volvernos eternos.
ANDRÉS MESA Z. oct11 (en memoria de NSC)